Los dueños de negocios en las comunidades de inmigrantes y latinas de Kansas City están nerviosos.
Este mes, desde que se difundió la noticia de una redada federal de inmigración en el restaurante mexicano El Potro en Liberty combinado con los planes de deportación del presidente Donald Trump y una serie de acciones ejecutivas dirigidas a los inmigrantes, el miedo y la ansiedad se han propagado a través de estos grupos.
"Tenemos personas en nuestro equipo que dicen que preferirían regresar a su país", dice Joselyn, una residente de Kansas City que ayuda a dirigir el negocio de pintura y yeso de su familia. Ella pidió que KCUR usará su nombre de pila por temor a atraer la atención de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas a su negocio.
"En este momento se siente como si estuvieran cazando gente", dice.
Como la mayoría de los dueños de negocios, Joselyn siempre se ha preocupado por las preguntas habituales: ¿Ganamos lo suficiente para seguir abiertos? ¿Podemos cuidar de nuestros empleados?
Pero una segunda administración de Trump agrega otra pregunta inquietante: ¿Qué hago si los oficiales federales de inmigración llegan a mi negocio, y cómo protejo a mis empleados y clientes?
‘El derecho a proteger a tus clientes y a las personas que trabajan para ti’
Los defensores de los inmigrantes y los abogados de Kansas City están tratando de ayudar a responder algunas de estas preguntas.
Denise Ramos, una abogada de inmigración en Kansas City, Kansas, ha trabajado con varios grupos de defensa de los derechos de los latinos e inmigrantes, como el grupo Advocates for Immigrant Rights and Reconciliation , para crear nuevo material "conozca sus derechos", dirigido específicamente a propietarios y gerentes de negocios preocupados por la interacción con los agentes federales de inmigración.
"Les digo a los dueños de negocios que deben tener a alguien listo para hablar con ellos", dice Ramos. "También tienen que tener claramente establecido a dónde pueden ir — ¿qué se considera una oficina privada o solo para empleados”?

Ramos dice que las leyes que regulan cuándo las autoridades pueden ingresar a un negocio y a dónde pueden ir una vez dentro pueden variar según varios factores, incluyendo detalles tan pequeños como si hay un letrero que dice "abierto" en la ventana. En un restaurante o tienda, por ejemplo, las autoridades pueden acceder a cualquier espacio público abierto a los clientes sin una orden judicial.
Entrar a lugares como una cocina o la oficina de un gerente, que está claramente marcada como privada o solo para empleados, requiere una orden judicial, a menos que el propietario del negocio otorgue permiso.
Los agentes que participaron en la operación en el restaurante El Potro no presentaron una orden judicial, según un informe del Kansas City Star, pero afirmaron haber recibido permiso del dueño del restaurante. La hija del dueño le dijo al Star que un malentendido de idioma pudo haber complicado el asunto.
Ramos espera que el material que ella y los defensores han creado ayude a los negocios a sentirse más seguros al tratar con el ICE.
"Cuando abres un negocio, estás lidiando con todo tipo de aspectos de la ley", dice Ramos. "Aprender que también tienes el derecho de proteger a tus clientes y a las personas que trabajan para ti... Espero que brinde confianza y esperanza".
‘Está paralizando nuestra economía’
A medida que los defensores se apresuran a apoyar a los más afectados por la creciente presencia de autoridades de inmigración, muchos negocios que atienden a las comunidades latinas e inmigrantes están sintiendo la presión.
Edgar Galicia, quien dirige la Central Avenue Betterment Association al este de Kansas City, Kansas, dice que los negocios que sirven a la gran comunidad latina de la zona están viendo menos clientes cada semana debido al miedo de ser atrapados en una redada.
“Algunos han reportado pérdidas de hasta un 62% en las ventas semanales”, dice Galicia.
Esto, junto con empleados temerosos que llaman para decir que están enfermos o no se presentan a trabajar, ha hecho que muchos negocios se preocupen por cuánto más podrán mantenerse. Y Galicia dice que las pérdidas no son exclusivas de los negocios de propietarios latinos.
“Está paralizando nuestra economía”, dice Galicia. “La incertidumbre está por todas partes”.
‘Esta ha sido nuestra ciudad’
El miedo y la incertidumbre no son exactamente un sentimiento nuevo para Joselyn, quien dirige la empresa de construcción de su familia. Lleva varios años viviendo y trabajando sin estatus legal en el área de Kansas City.
Lo que es nuevo, dice, es su magnitud. El miedo en su comunidad ha crecido hasta el punto de que está paralizando a muchas familias, incluso a aquellas compuestas mayoritariamente por personas con ciudadanía.
Joselyn dice que ha llegado a un punto en que le cuesta encontrar suficientes personas dispuestas a ir a los sitios de trabajo, incluso durante los meses lentos de invierno.
“Es realmente triste escuchar de tu gente — los que han estado trabajando contigo y los que son confiables — que necesitan quedarse en casa,” dice. “Están esperando a ver qué pasa, pero cada vez que uno ve las noticias, las cosas se están poniendo peor y peor para ellos”.
Ella también se preocupa de que su negocio pueda perder clientes si descubren su estatus migratorio. Y dice que los clientes que ya conocían su estatus ahora pueden temer represalias por haber trabajado con alguien sin estatus legal.
Por ahora, ella y su familia harán todo lo posible para que las cosas funcionen, y vivirán con miedo mientras las cosas cambian.
“Estoy triste, y con miedo.,” admite Jocelyn. “A veces, estoy enojada”.
“Hemos invertido mucho en este lugar. Construimos nuestro negocio aquí. Pagamos impuestos. Mi hijo que falleció está enterrado aquí. Esta ha sido nuestra ciudad. Si tuviéramos que dejar este lugar, dejaría aquí una parte de mi corazón”, dice.
Dice que lo único que puede hacer por ahora, es prepararse para lo peor y rezar para que no suceda.
Ella también se preocupa de que su negocio pueda perder clientes si descubren su estatus migratorio. Y dice que los clientes que ya conocían su estatus ahora pueden temer represalias por haber trabajado con alguien sin estatus legal.
Por ahora, ella y su familia harán todo lo posible para que las cosas funcionen, y vivirán con miedo mientras las cosas cambian.
“Estoy triste, y con miedo.,” admite Jocelyn. “A veces, estoy enojada”.
“Hemos invertido mucho en este lugar. Construimos nuestro negocio aquí. Pagamos impuestos. Mi hijo que falleció está enterrado aquí. Esta ha sido nuestra ciudad. Si tuviéramos que dejar este lugar, dejaría aquí una parte de mi corazón”, dice.
Dice que lo único que puede hacer por ahora, es prepararse para lo peor y rezar para que no suceda.