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En el año 2022 en el condado de Wyandotte, Nicole Forsythe pensó que estaba haciendo lo correcto cuando aceptó casos para defender a acusados sin recursos, ayudando porque había escasez de abogados dispuestos a realizar un trabajo difícil y a menudo mal remunerado.
Luego, en otoño del 2023, se modificaron los controles de seguridad en el juzgado del condado de Wyandotte, y las mujeres que intentaban entrar en el edificio lo notaron de inmediato.
“De repente, mi sostén empezó a activar la alarma,” dijo Forsythe. “Y los sostenes de todas empezaron a sonar.”
Los nuevos detectores de metales instalados por la Oficina del Sheriff del condado de Wyandotte tenían ajustes ultrasensibles, por lo que los sostenes con varilla activaban los escáneres. Las mujeres que activaban los detectores tenían que esperar mientras se llamaba a una agente femenina para que realizara una inspección más minuciosa a la visitante.
Forsythe dijo, “si eres mujer —abogada, testigo, cualquier tipo de profesional que entre en este edificio para trabajar— básicamente tienes que dejar que te manoseen.”
Forsythe se quejó fuertemente. Admite que tuvo una discusión explosiva con el agente encargado de la seguridad del juzgado, quien, según ella, amenazó con encarcelarla. También intentó eludir los sensores quitándose el sostén con varillas y le dijeron que: “No vuelva a intentarlo nunca más.”
“Es una nueva forma de opresión del cuerpo de las mujeres, o de cualquiera que lleve sostén,” afirmó Forsythe. “Si cualquier persona, un ciudadano particular, me tocara de esa manera, probablemente podría presentar cargos. Hay personas que han sido acusadas de delitos menores por ese tipo de conducta.”
El capitán de alguaciles Michael Kroening defendió el proceso, afirmando que las máquinas están configuradas al nivel recomendado por el fabricante. Afirmó que el sistema se estableció para proteger de armas peligrosas a las personas que se encuentran en el juzgado.
“Hemos tenido numerosos casos en los que los visitantes han intentado introducir objetos que podrían utilizarse para herir o matar a alguien en el juzgado,” explicó. “Dado que estos objetos parecen normales y cotidianos, es necesario realizar controles muy minuciosos para garantizar que se detectan antes de entrar en el juzgado.”
En cuanto a los agentes que se muestran a la defensiva con las mujeres que se quejan, Kroening dijo que si hay fechas y horas específicas de los incidentes, el departamento investigará y “tomará medidas si lo considera necesario.”
La situación del condado de Wyandotte es similar a la que se produjo en el condado de Jackson, Missouri en el 2019, cuando varias abogadas tuvieron que quitarse los sostenes con varillas para poder entrar en la cárcel. Se denominó “el caso del sostén.”
El sheriff del condado finalmente cedió e instaló un nuevo protocolo de seguridad. En el 2022, la Legislatura del condado de Jackson se vio obligada a pagar $405,000 dólares a dos empleadas de la cárcel que presentaron demandas por discriminación sexual.
Forsythe, que estuvo involucrada en el “el caso del sostén” del condado de Jackson, llama a este caso, en el otro lado de la frontera estatal, “el caso del sostén 2.” No es la única que se queja.
Varias otras mujeres con las que KCUR se puso en contacto dijeron que habían tenido la misma experiencia, pero que no querían hacer pública su crítica por temor a represalias por parte de la oficina del alguacil, los jueces, el fiscal del distrito u otro personal del juzgado. (Las empleadas del juzgado no tienen que pasar por el control de seguridad.)
Y no solo las abogadas se enfrentan a este problema. Este reportero, que visita regularmente el juzgado del condado de Wyandotte, ha activado los sensores al menos dos veces y en ambas ocasiones ha tenido que someterse a una inspección agresiva y minuciosa por parte de las agentes femeninas.
Forsythe y otras mujeres que visitan el juzgado se preocupan aún más por las víctimas de agresiones sexuales, las sobrevivientes de cáncer de mama o cualquier persona que pueda verse afectada por el trauma de sufrir manoseos no deseados.
“Es humillante," dijo Forsythe, “especialmente si vienes al tribunal y el abogado de la parte contraria pasa a tu lado mientras tienes los brazos extendidos y te están tocando. Los jueces pasan a tu lado. Todo el mundo puede ver lo que está pasando. Es ridículo.”