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Actualización del miércoles 22 de octubre: El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos abrirá 2,100 oficinas de la Agencia de Servicios de Agricultura en todo el país. La medida se produce tres semanas después del cierre federal y permitirá a los agricultores acceder a unos 3000 millones de dólares en programas existentes del Departamento de Agricultura.
Imagine que usted trabaja duro todo el año, largas jornadas bajo cualquier condición meteorológica, en un trabajo peligroso, sólo para descubrir que al final se ha empobrecido en decenas de miles de dólares. Y luego, al año siguiente, volver a hacer lo mismo y endeudarse aún más.
Esa es la situación en la que se encuentran muchos agricultores del Centro del País, porque cultivar maíz, soya y trigo cuesta más de lo que los agricultores pueden ganar por la venta de sus cosechas.
Pero durante la mayor parte de los últimos dos años, los agricultores han contado con un socio muy confiable, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Stephen Kalb, tomando un breve descanso de la cosecha de soya en su granja cerca de Baldwin City, Kansas dijo, “siempre vemos todo como diferentes herramientas, ya sabes, y el USDA es obviamente una herramienta valiosa. Son nuestros amigos, ya sabes. Nos ayudan de muchas maneras”.
Los buenos granjeros mantienen estrechas relaciones de trabajo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Esta agencia es la puerta de entrada por la que fluye toda la ayuda federal a la agricultura. Ayuda a mantener activos a los agricultores en sus industrias y garantiza el suministro de alimentos cuando se producen desastres naturales o caídas de los mercados. Distribuye los pagos de emergencia del Congreso. Ayuda a financiar proyectos de conservación y para fortalecer las localidades rurales.
Pero con el cierre, todo eso se ha detenido.
Pat Westhoff, director del Instituto de Investigación de Políticas Alimentarias y Agrícolas de la Universidad de Missouri dijo que, “el Programa de Cobertura de Riesgos Agrícolas y el Programa de Cobertura de Pérdidas de Precios, generalmente suelen realizar sus pagos a principios de octubre. Eso no ha sucedido, según tengo entendido, y supongo que no sucederá hasta que termine el cierre”.
Para Kalb, el cierre del gobierno significa tener un proyecto de conservación paralizado en sus tierras.
Afirmó, “esta sería una época del año ideal para trabajar en ello. Estamos esperando solamente el papeleo, pero físicamente no puedo empezar ese proyecto”.
Después de la cosecha de otoño, muchos agricultores solicitan préstamos de corto plazo al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), utilizando como garantía su grano almacenado. Estos préstamos son cruciales en años como este, en los que los precios son demasiado bajos para obtener beneficios. Los préstamos proporcionan fondos operativos que permiten a los agricultores conservar sus cosechas con la esperanza de venderlas más adelante a mejores precios.
Richard Oswald, que cultiva tierras a orillas del río Missouri, al noroeste del estado, afirmó ”literalmente llevo 55 años haciendo esto. Es algo que siempre ha estado ahí”.
Pero este año no está, porque el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) no está abierto para administrar el programa.
Y este no es su único problema con el cierre.
Oswald dijo, “afecta a muchas cosas. Una cosa que no estamos recibiendo son los informes del USDA sobre el rendimiento de los cultivos o el progreso de los mismos”.
El último informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) publicado en septiembre pronosticaba una cosecha de maíz sin precedentes. Ese tipo de abundancia hace que los precios bajen. Las condiciones de los cultivos han cambiado desde ese informe de septiembre, pero el mercado sigue estando influenciado por el último informe, que posiblemente esté deprimiendo los precios.
“Este es uno de los peores momentos del año para cerrar el USDA”, afirmó Chad Hart, economista de la Universidad Estatal de Iowa. “Si a eso le sumamos que se cierra en un momento en el que la economía agrícola está en recesión, el golpe es doble”.
Los granjeros son vulnerables porque la inflación y los aranceles están provocando un aumento en los precios de los fertilizantes y la maquinaria agrícola que deben comprar, y la guerra comercial está deprimiendo los precios de los productos básicos que deben vender.
China solía comprar un tercio de la cosecha total de la soya de Estados Unidos; era, por mucho, el mayor cliente de exportación. Hoy en día, China no compra soya a Estados Unidos, sino que la obtiene de nuestros productores rivales en Brasil y Argentina. Y el resultado del exceso de producción de la soya aquí está haciendo que los precios bajen.
El presidente Donald Trump ha prometido utilizar los fondos públicos para ayudar a recompensar a los agricultores por las pérdidas sufridas a causa de la guerra comercial. Trump fijó una fecha para anunciar la ayuda financiera, pero esta pasó sin ninguna mención de la ayuda.
Westhoff dijo, “las cosas no van a avanzar hasta que el Gobierno vuelva a abrir. Aunque existe la posibilidad de que puedan hacer un anuncio antes de que finalice el cierre, pero no podrán ponerlo en práctica sino hasta después”.
Westhoff calcula que, una vez finalizado el cierre, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) tardará semanas en ponerse al día, decidir cómo distribuir los fondos de ayuda y ayudar a los agricultores a solicitarlos.
Mientras tanto, con la escasez de dinero e información, muchos granjeros tendrán dificultades para pagar sus facturas y para planificar el próximo año.
Algunos no podrán aguantar tanto tiempo. Los juicios hipotecarios de granjas están aumentando, y la mayoría de los economistas esperan que esa tendencia empeore este invierno.
Esta historia fue producida en colaboración con Harvest Public Media, una asociación de redacciones de medios públicos del Centro del país y las Grandes Llanuras. Informa sobre sistemas alimentarios, agricultura y cuestiones rurales.